«DÚPLEX» NO ES UNA VIVIENDA – Óscar Abella

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«DÚPLEX» NO ES UNA VIVIENDA – Óscar Abella

«DÚPLEX» NO ES UNA VIVIENDA

 

Óscar Abella

 

En este artículo os presento una de las familias de instrumentos que más me apasiona: los «Dúplex», es decir, los instrumentos de doble campana. No es que esta «mutación genética» que sufren los vuelva monstruosos, o incluso un «engendro», como han sido calificados por algún que otro experto en organología. Más bien todo lo contrario. Su peculiar dimorfismo bicéfalo les da una ventaja que ningún otro instrumento posee: la capacidad de cambiar radicalmente de timbre en el tiempo de un parpadeo y con el mínimo esfuerzo por parte del intérprete. La velocidad de cambio de sonido no está ya determinada por la habilidad del ejecutante para meter una sordina en tiempo récord o para activar mecanismos de membrana como los de los Sudrophones. Solo basta apretar un pistón y… ¡voilà, ya tenemos nuestro nuevo timbre! Se puede pasar del sonido de un bombardino al de un trombón, o viceversa, con la misma velocidad con la que pasamos de un Sib a un La. El pistón para el cambio de timbre no difiere en nada de los de cambio de nota. Se sitúa en último lugar y, al ser accionado, en vez de añadir una longitud de tubería cerrada que vuelve a la tubería principal, lo que hace es comunicar todo el flujo de forma abierta hacia la nueva campana mientras deja inutilizada la parte del instrumento que comunicaría los pistones con la campana principal. El circuito hacia la nueva campana es cilíndrico, dando como resultado un timbre más metálico e incisivo que se asemeja más al trombón de pistones o la trompeta baja. Por lo general la nueva campana también tiene su propia bomba de afinación por el camino para poder ajustarse con la otra. Nota para los amantes de la música contemporánea: sí, podemos afinar las dos campanas a un cuarto de tono de distancia.

 

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[Dúplex de la marca York.]

 

 

Los Dúplex más famosos son los bombardinos de doble campana estadounidenses, pero no es en el nuevo continente donde fueron inventados. Debemos atribuir su invención y desarrollo a la familia Pelitti (la misma que desarrollaría el Cimbasso de Verdi) en Milán, Italia. Giuseppe Pelitti presentó el primer prototipo en 1847 en el concurso organizado por el Instituto Lombardo di Szienze, Lettere e Arti y toda una familia de ellos en la edición de 1851: un Fliscorno-Corneta, una Trompeta-Althorn en Mi bemol, un Bombardino-Trombón de válvulas y un Bombardone (tuba)-Trombón Bajo (Cimbasso) en Fa. Adolphe Sax le copió la idea y en la Exposición Universal de París de 1855 ganó el primer premio por la invención de la Trompeta-Althorn en Mi bemol, incluso por delante del propio Pelitti allí presente, mediante una serie de argucias y juegos sucios. Posteriormente Pelitti inventaría versiones con 3 campanas e incluso versiones con una campana en el interior de la otra.

 

 

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[Familia de Dúplex de Pelitti (catálogo de 1873).]

 

 

Se empezaron a producir en Estados Unidos en los años 1880, siendo la marca Conn su precursora. John Philip Sousa los introdujo en su banda alrededor de 1889, y otras bandas americanas seguirían su ejemplo. Hay versiones con ambas campanas desmontables y direccionales y versiones con la campana de bombardino fija (hacia arriba) y la de trombón direccional. Así mismo, encontramos versiones con los pistones en disposición frontal y en disposición vertical. Dejó de producirse en los años 1960, después de que en 1956 las bandas militares estadounidenses suspendieran oficialmente su uso, ya que la mayoría de instrumentistas utilizaba raramente la segunda campana, dando más importancia al peso que ésta añadía que a los recursos musicales que ofrecía.

 

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[Bombardinos de dos campanas en el Conn General Catalog de 1924 (foto superior); publicidad de Conn de 1909 (fotos central e inferior).]

 

 

Como conclusión, me gustaría hacer hincapié en el mundo de posibilidades que nos ofrecen estos instrumentos. Gracias a su agilidad para el cambio de timbre, las preguntas y respuestas musicales o los juegos de eco o acentuación son ilimitados. A cualquier compositor se le haría la boca agua con este sistema, por no hablar del mundo que nos abren en las nuevas músicas y en el terreno de la improvisación. Es una pena que dejaran de fabricarse, y me atrevo a decir que encontrarán un nuevo esplendor en nuestro tiempo. Yo ya tengo 2 en mi colección. Os animo a que intentéis probar estos curiosos instrumentos algún día, porque son tremendamente divertidos y no os dejarán indiferentes.

 

 

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[Bombardinos de dos campanas de las marcas Conn (Elkhart – Indiana, 1936) y York (Grand Rapids – Michigan, 1941). Colección Óscar Abella.]

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