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28 Ago ENTREVISTA A WALTER R. STORMONT
Entrevista realidaza por: Manuel Davila, Profesor Tuba y Bombardino Real Conservatorio Superior de Música de Madrid
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Manuel Davila 1. : Más de treinta años como solista de tuba en la orquesta sinfónica titular del Teatro Real, ¿qué añoras de tus primeras etapas en las orquestas y qué valoras del concepto actual de esta profesión?
Walter Stormont.: Después de 33 años quizás añoro un poco el entusiasmo y compañerismo de los primeros años en la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria. Para mí España era un país nuevo con su idioma y cultura, el encanto y el cariño de los canarios, el empeño en superarse y mejorar cada día.
El concepto actual de tubista profesional es muy diverso según su especialidad (sinfónico, ópera, jazz, quinteto…) pero una observación indudable es la preparación actual comparada con antaño. Hoy en día salen instrumentistas mejor preparados para confrontar una carrera en una orquesta. Hay factores que han influido a esta mejoría como la docencia de profesores como D. Miguel Navarro, D. Miguel Moreno, D. David Llácer (pioneros en esta labor), así como con el gran número de profesores que actualmente tenemos en nuestro país. Haciendo un símil se podría decir que se ha conseguido una roca sólida de enseñanza con el granito de arena que cada uno consigue aportar. También hay cada vez hay más gente estudiando fuera de España para completar su educación y formación musical, más oportunidades de diversificar los estudios. Estas posibilidades enriquecen tanto cultural como musicalmente; instituciones como las orquestas jóvenes o de estudiantes y la escuela del Reina Sofía han jugado un papel clave en todo esto, y sin duda internet.
M.D2.: Para estar al pie del cañón en una orquesta de este tipo ¿cuáles son las claves?
W.S.: Quizás la clave más importante para estar bien es una rutina de estudio adecuada, cuidando en todo momento aspectos básicos como afinación, ritmo o la calidad de sonido, y estando muy atento a posibles malos hábitos que pueden estropear el tocar bien la Tuba. Condición física y condición bucodental también juegan un papel importante en este “maratón”. Tampoco se puede ni debe ignorar el estudio constante del repertorio que tenemos que tocar siendo conscientes en todo momento y conociendo cómo encaja y qué función (rítmica, armónica, melódica) desempeña nuestra partitura en el contexto total o integral de la obra.
M.D3.: ¿Hay concordancia entre los estudios superiores del instrumento y la realidad del mercado laboral para que la juventud esté preparada a acceder a las tablas?
W.S.: Como dije anteriormente, la preparación actual en los conservatorios está muy bien, pero esto es solo una parte de la preparación y formación necesaria para estar listos para afrontar la durísima batalla de competir por ganar un puesto en una orquesta o en otro lugar de trabajo. Pienso que no se puede pedir que los conservatorios dejen a uno enteramente preparado para ganar un puesto de trabajo (sería como pedir a una persona con título de Mecánico en Formación Profesional ganar un puesto de mecánico de Formula 1.
M.D4.: En una orquesta cada instrumento juega un papel importante e insustituible, ¿podrías describir la función principal de la tuba en la ópera?
W.S.: El papel principal de la Tuba en la ópera tiene poco de principal, casi siempre es secundario con una función armónica y muchos, pero que muchos compases de espera que contar, aunque luego partituras como Electra de R. Strauss, Wozzeck de A. Berg o Romeo y Julieta (Ballet) de S. Prokofiev te despejan durante varias semanas, jejeje.
M.D5.: Para finalizar con un aspecto positivo, estando ahí abajo, en el foso, ¿qué se siente? ¿cómo se vive la emoción de una interpretación operística y la forma de recibirla por parte del público? ¿volverías a tocar la tuba si tuvieras que volver a decidir tu futuro profesional?
W.S.: Hay momentos y emociones muy variados desde frustración o aburrimiento hasta la mayor satisfacción de dar vida a un personaje como el del dragón Fafner en la ópera Sigfrido de R. Wagner.
Terminar como tubista en una orquesta de ópera no es que entrara en mis planes cuando tenía 25 años, ni mucho menos, pero doy gracias a Dios por haber podido participar durante 27 años en la orquesta sinfónica de Madrid. Las cosas del pasado no se pueden cambiar después, pero aprender de los errores y gozar de los aciertos sí podemos. No cambiaría la Tuba por otro instrumento, a estas alturas ya forma parte de la personalidad de uno. Otros ponen la guindilla en la tarta, pero el resto de la tarta solo se consigue comenzando con una buena base o BASSO.
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